viernes, 29 de abril de 2011

Video de Aventura

Para ver el video dar click aquí.

Este video, tomado recientemente por turistas Europeos, nos muestra lo que conocemos como unas “Vacaciones extremas”, representantes del ecoturismo. La acción sucede en China, en la provincia de  Yunnan. En este lugar existe una da las atracciones naturales más impresionantes del mundo, considerada como la primer maravilla por la dinastía Ming: El bosque de piedra. La gente toma el lugar como objeto de admiración pero también como una atracción de peligro, pues una caída significaría grandes cortadas o incluso la muerte.
Cualquier occidental que viaje a Yunnan será considerado un aventurero por la lejanía, y el exotismo está muy presente al ser una parte del mundo incomunicada y poco accesible.
Desde una perspectiva formal, el video está tomado en subjetivas  largas que nos muestran “como si viviéramos la aventura” el camino recorrido.  La primera parte nos muestra el camino a través de las rocas, la segunda enseña un show folklórico regional en una zona de descanso, la tercera regresa al paseo en las piedras y la cuarta concluye con una comida entre los turistas. Se puede incluso hablar de una estructura dramática dentro del montaje.
Este video es interesante por la mirada que se le da al otro, pues en su poca participación dentro de la edición, el turista nos está comunicando la posición que los nativos del lugar ocupan dentro del viaje.  Es claro que lo importante del lugar es el lugar per se, el hecho de haber llegado hasta allá y aventurarse en el mítico bosque de piedra es más significativo que la pregunta de ¿Cómo es que se vive ahí?.
Entre las dos culturas hay un claro choque de identidad y de acciones. Los turistas están invadiendo (como siempre) y capturando fotografías y video como trofeos de la cacería (Cacería de imágenes y anécdotas, más que de experiencias sensoriales) en un ambiente hostil que ha sido acondicionado para proporcionar comodidad.  Han pagado muchísimo dinero por ello, y a cambio esperan sentir adrenalidna en un ambiente 100% controlado. Los nativos, en cambio, administran el lugar, cobran una entrada por ver y además realizan el montaje escénico de una danza “folcklórica”, seguramente típica de la región. ¿Es normal hacer el baile ahí? Seguramente no, pero la presencia de los turistas es como un imán que atrae todas las condescendencias y amabilidades del mundo. Se les quiere hacer creer que lo ven todo, cual magos en un mundo mágico. Al final, es como la aparición de los fuegos artificiales en la oscura Disneylandia.
¿Porqué el turista le dedica sólo una breve toma al baile, siendo que en éste aparecen los únicos humanos que realmente habitan entre esas montañas, que el único lado antropológicamente nutritivo del viaje está en esas personas?
La respuesta puede parecer cruel, pero en el fondo, para un turista, los habitantes de una región exótica o marginada son necesarios para complementar el paisaje y hacerlo verosímil (como extras de cine) que sirven para formar una idea, pero no son vistos como iguales: La mirada de extrañamiento al tercero, el verlo como una cosa extraña, pasajera y vagabunda, es el pecado más grande que cometemos cuando somos turistas.

miércoles, 27 de abril de 2011

Jaguar



El trabajo del antropólogo había sido el mismo hasta finales del siglo XVIII: Un mirada científica e integradora que estudia al hombre en el marco de la sociedad y cultura a las que pertenece, pero los resultados de dichas observaciones siempre estuvieron disponibles solo para aquellos con conocimiento y poder. Sin embargo, con la invención del cine y el desarrollo de las películas antropológicas, el análisis estuvo, por primera vez, al alcance de todo público.
Las películas del cineasta francés Jean Rouch significaron una nueva dimensión en la interpretación de la antropología de pueblos africanos, pues su mirada revistió al continente mediante aquellos detalles que solo los que habitan ahí saben apreciar. En vez de posicionarse desde lejos, viendo todo desde la generalidad , sus filmes se centralizan en rasgos específicos y personales de la existencia Africana.
En Jaguar, Rouch nos cuenta la historia de tres amigos que salen de su aldea para emprender un viaje a Gold Coast en busca de aventura y experiencias, pero sobre todo, de dinero y bienes que poder llevar a sus lugares de origen. Así, la película, una road movie de la miseria (con una evidente estructura dramatica articulando todo), empieza con una voz en Off que, a manera de cuento de hadas, nos introduce a lo que va a pasar (Este recurso se usará durante toda la cinta, y se alterarán entre los protagonistas para contarnos lo que pasa, elección obligada del cineasta al tener que doblar por completo el film).
La cámara de Rouch juega un papel fundamental, pues acompaña a los amigos en su viaje, viviendo las mismas penas que ellos, y sin embargo es como si no estuviera ahí, pues salvo en contadas ocasiones, los personajes nunca ven directamente al lente, que se esfuerza en capturar los pequeños momentos que hacen del viaje algo único. Hay en especial interés del director en mostrarnos todo lo mágico que sucede entre la gente, pues el el filme vemos recolección de amuletos (como en la violenta escena del buitre degollado), la predicción del futuro y la creencia en fuerzas naturales que gobiernan el universo. Así, bien se podría afirmar que Jaguar es un viaje por clases sociales, trabajos, paisajes, pasatiempos, religiones y cuiades de un África que se nos quiere presentar como algo del pasado, que se niega a cambiar (Y aquí hay que preguntarnos si el nivel de desarrollo del continente no se merecía más atención, pues no todo es tan salvaje como parece ser).
Otra parte interesante de la película es la nula observación de la feminidad: A lo largo de noventa minutos nunca escuchamos a una mujer hablar, y raras veces son encuadradas, pues lo que contemplamos es, en definitive, una vision masculina del mundo.
Me parece especialmente importante el hecho de que, para la realización de sus películas, Rouch selecciona personal Africano, nativos del lugar que se forman como cineastas y antropólogos en un continente donde, en esa época, no existían escuelas de cine y el acceso a las universidades era, por ser amables, muy complicado.