viernes, 2 de septiembre de 2011

Viernes (Cámara Somática)

Ejercicio Documental de Cámara somática, resultado de la experiencia directa y el montaje.

http://vimeo.com/28491292

El puente de Ocotepec


Reinterpretación del Mito de Sísifo.

Después de que la revolución terminó, Agripino del Moral ya no tenía razón para usar sus pistolas, pero aun así mató a tres muchachos. Era un asesino, no cabía duda., y si no se alejaba del mundo de violencia que había conocido, lo iban a ahorcar. Por eso no le costó mucho trabajo tomar sus cosas, sus dos caballos y demás valijas, y poner a toda su familia en movimiento rumbo a un nuevo destino. Quería reformarse, y había robado suficiente dinero como para hacerlo.
Cruzando un río encontró el lugar prefecto para su nueva vida: Un pueblito de nombre Ocotepec y varias casitas de tabique. Rápidamente, Agripino se estableció y se convirtió en el Señor del Moral, el salvador de Ocotepec y pronto dueño de la farmacia, la carnicería, casi todos los puestos del mercado y cualquier nuevo negocio. Si la linda cara del Sr. Del Moral no bastaba, entonces una cita con su pistola lo resolvía todo.
Pronto, el Sr. Del Moral se convirtió en Presidente Municipal de Ocotepec, y su primera encomienda fue hacer un puente que permitiera a la gente, y a los coches, cruzar el río. La gente veía en ese puente la llegada de la civilización a Ocotitlán. Sin embargo, el Sr. Del Moral nunca pensó que construir un puente fuera tan caro, y e dinero del ayuntamiento apenas y alcazaba para los gastos de la casa, así que, para calmar a la gente, mandó a hacer un puente de madera lo suficientemente estable como para no caerse con el viento, y encomendó a los albañiles que cobraban más barato hacerlo. Así, pasaron varios años antes de que el puente estuviera acabado, y cuando por fin se hizo, el Sr. Del Moral estaba ya muy viejo como para seguir gobernando, así que le pasó el poder, mediante unas democráticas elecciones populares, a su hijo Jacinto.
Cuando Jacinto llevaba un mes en el puesto, el puente se cayó, y de inmediato se planteó reconstruirlo, pero Jacinto tenía mejores planes para el dinero, como organizar fiestas y patrocinar bodas con esa gente del pueblo que tanto debía ganarse, así que, como su padre, empezó la reconstrucción del “Nuevo Puente Ocotepec”, ahora de cemento y varilla.  No pasó mucho tiempo antes de que Jacinto, ahora el nuevo Sr. Del Moral, se diera cuenta que podía obtener pequeñas ganancias si hacía que, una vez fijo el precio del cemento, la grava y la arena, regateaba el costo con los proveedores y se quedaba con el resto. Así que agrandó el proyecto del puente y llevó consigo a cientos de trabajadores para hacer el puente más majestuoso que jamás se hubiera construido. En poco tiempo, la obra en el puente había hecho al Sr. Del Moral aun más rico, y no quería que la felicidad se acabara, así que encontró una forma de construir tan mala que el puente nunca estaba listo, y siempre eran necesarias reparaciones, de donde la familia Del Moral podía comer, divertirse, y abrir nuevos negocios.
Como es de esperarse, un día el puente se terminó y se propuso una gran inauguración. Todo el pueblo vio cómo, por primera vez, los camiones repartidores de Bimbo y Coca-Cola llegaban a sus tiendas. Hubo júbilo general y felicidad por algún tiempo. Sin embargo, al año de ser inaugurado, el puente se derrumbó, causando así varias muertes. La gente del pueblo, enfurecida, exigió la destitución del Sr. Del Moral como su presidente municipal, y se convocaron a elecciones anticipadas. Los contrincantes, fieles a los ideales de sus partidos antagónicos, eran Luis y Carlos del Moral, los educados hijos del destituido señor del Moral.
Cuando Luis del Moral ganó las elecciones y prometió borrar los errores de su corrupto padre en el poder, lo primero que pensó fue en ese puente sin fin que había traído fortuna y desgracia a su familia, y llega a la conclusión de que lo mejor, tal vez, sea construir un puente temporal que permita a los coches pasar y que no sea tan caro, para poder ocupar los recursos públicos de una manera más inteligente y menos arriesgada… Y si el nuevo puente nunca llega, tal vez Juanito, su hijo que tanto promete estudiando en Harvard, pueda hacerlo en algunos años, cuando sí haya dinero.